Casi no la cuenta. La muerte de Lucho Barrios afectó a su amigo y compadre Pedrito Otiniano, quien sufrió un shock emocional al enterarse del deceso de su amigo, a quien fue a visitar ayer muy temprano al Hospital Dos de Mayo. El bolerista fue atendido de urgencia, pues se le subió la presión, pero felizmente fue dado de alta a las pocas horas.
Bolerista salvó de morir en mayo, cuando sufrió un infarto agudo al miocardio. Tiene planeado grabar en un par de semanas un disco de música andina.
"Los dos teníamos los pulmones un poco delicados. Por eso ahora me han prohibido todo, no puedo comer carne ni fruta, no puedo tener ni mujer, para qué vivir así", dijo en tono de broma el intérprete de "Kio" y "Cinco centavitos". En medio del dolor recordó que vivió los mejores años de su vida junto al "cebollero", a quien llamaba cariñosamente "cabeza de buque", pues "él me decía pollo gordo".
El cantante de 73 años pidió los honores máximos para su compañero de largas jornadas musicales y aclaró a sus seguidores que por ahora no le seguirá los pasos, pues tiene mucho por ofrecer.
"Me quedan todavía cinco vidas, vencí la muerte dos veces, porque todavía no me quiero ir, pero quiero decir que mi compadre merece lo mejor, espero le rindan homenaje en el Museo de la Nación, porque el pueblo lo quiere despedir como lo que fue: ¡Un grande! Teníamos una amistad de más de 50 años, ambos hemos llenado estadios, hemos recorrido el Perú y el mundo, y eso tienen que valorar. Yo vine para despedirme, pero lo encontré sin vida, eso me dio mucha pena".
Otiniano lamentó que las autoridades recién se acuerden de ellos cuando la muerte los alcanza, ya que siempre se han sentido marginados, sobre todo él, que se cansó de pedir una pensión de gracia para vivir dignamente. "Ya no mendigaré nada, no merezco maltrato, que no lloren cuando esté muerto", sostuvo entre lágrimas.
Diario El Ojo
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