"Se nos van los grandes, nos vamos quedando solos", dijo Augusto Polo Campos durante el velatorio de María de Jesús Vásquez y cuánta razón tiene. Por eso, ver juntas ayer a Esther Granados y "La limeñita" Graciela Polo, dos de las últimas grandes intérpretes criollas, fue de lujo. Las cantantes pese a no encontrarse bien de salud decidieron dar el último adiós a su amiga Jesús Vasquez, lloraron, rezaron y recordaron las buenas épocas en que armaban la jarana.
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Cantantes pidieron a autoridades apoyar la música criolla. "Ojalá haya escuelas de arte y música para descubrir nuevos valores", sostuvieron.
"Fue mi amiga, nosotras éramos las cinco mejores, ahora quedo yo nomás, las otras se fueron. Nos conocemos desde pequeñas, cuando vivíamos en Pachacamilla, por Las Nazarenas. Siempre fue una buena persona, buena mujer y amiga", dijo Granados, que a sus 84 años se vale de una silla de ruedas debido a la artrosis que padece en las dos rodillas.
Granados, que inmortalizó la frase "Solita me jaraneo", ha sido operada cuatro veces. Mantiene vivos los recuerdos de sus mejores épocas jaraneras. "Yo enseñaba música en los colegios, fueron buenas épocas. Agradezco a todos por el cariño, por acordarse de mí. Saludos a todos", dijo la intérprete de "Nostalgia chalaca", que recibe una pensión de gracia otorgada por el gobierno de Alan García.
En tanto "La limeñita", quien dejó de cantar luego de la muerte de su hermana Noemí, a sus más de 80 años luce mejor que su compañera aunque los achaques propios de su edad la persiguen. "Siempre se chequea, se controla la presión, ahorita tiene la vista un poco mala, no ve bien y por eso tiene que caminar ayudada por alguien, pero la memoria no le falla", dijo su ahijada.
Diario El Ojo
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