Ekberg: "Agnelli fue el amor de mi vida"
"El único verdadero amor de mi 'dolce vita' amarga" son las palabras con las que la actriz se refiere al ex presidente de Fiat en una entrevista que publica hoy, lunes, el diario italiano "La Repubblica".
Una relación que "duró mucho más de lo que se podía pensar" y que "fue una verdadera historia de amor", a pesar de que él estaba casado desde 1953 con Marella Caracciolo.
"Al principio nadie creía en la relación, su mujer pensaba que era una aventura, pero quizás no llegamos a dejarlo nunca", añade la propia Ekberg (Malmo, Suecia, 1931).
Retirada del cine desde hace años, la actriz sueca describe a Gianni Agnelli (Turín, 1921-Turín, 2003) como "un hombre maravilloso, un italiano de los que ya no quedan, el italiano que una chica como yo quería tener: inteligente, irónico, activo".
"Bromeaba siempre pero también sufrió mucho", continúa, refiriéndose a uno de los episodios más dramáticos de la vida del empresario italiano, cuando murió su hijo Edoardo en el año 2000, a los 46 años de edad.
"El último recuerdo que tengo es cuando le dijeron por teléfono que su hijo se había suicidado y él quiso ir a verlo en persona".
Según explica Ekberg en la entrevista, el romance entre ambos comenzó antes de su mítico baño en la Fontana di Trevi, una de las imágenes que han pasado a la historia del cine.
"Estábamos ya juntos cuando rodé la escena de la Fontana. No ha habido nunca ninguno como él en mi vida, ni antes ni después", asegura, a pesar de haber estado casada en dos ocasiones.
Icono de la 'dolce vita' de los años sesenta, Anita Ekberg, de 78 años, debe al director de cine italiano Federico Fellini su papel más recordado en la gran pantalla, aunque niega haber mantenido con él una relación pese a los rumores que circularon en aquella época.
"Pensar que Giulietta Masina (esposa de Fellini) estaba celosa, que creía que tenía una historia con su marido... Giulietta tardó años en entender que Federico Fellini y yo sólo podíamos ser amigos", añade la actriz sueca.
Cuando se cumplen cincuenta años del estreno del film, Ekberg reconoce que queda poco de aquella 'dolce vita' en la sociedad actual.
"Es la historia de una generación perdida, de una Italia perdida. Antes la gente tenía ganas de vivir, de conocer a las personas, de comunicarse, había libertad para soñar. Ahora todos se encierran en sus casas y en sus coches", añade con amargura la actriz.
Ekberg vive desde hace años en su residencia de Genzano, cerca de Roma, en compañía de sus dos perros, y se muestra también muy crítica con la gestión del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
"Con el ejemplo que da Berlusconi no podía ser de otra forma -asegura -, dedica su tiempo a maquillarse como un actor o, más bien, como una actriz". (Roma, EFE)