El conocido actor anuncia su próximo retorno a las tablas y además, por si fuera poco, el lanzamiento de su primer libro de autoayuda titulado ¿Cómo lo digo? en coautoría con Patricia Bruce. La presentación será el 26 de julio en la Feria del Libro.
Janet López Gonzales
¿Cómo lo digo? es tu primer libro. ¿De qué trata?
Es un libro de autoayuda. No es para saber cómo hacerse rico o cómo superar la depresión, sino para perder el miedo de hablar en público. Lo escribí en coautoría con Patricia Bruce. Ella hizo la parte de la estructura del discurso y yo me encargué de la parte expresiva, cómo dices un discurso en términos físicos. Aquí te damos las pautas para que tu discurso sea coherente y cuando te pares frente a una audiencia ella crea en ti.
¿Cómo adquiriste toda esa experiencia en las técnicas de expresividad?
–Nada de lo que yo hago está desvinculado de mi trabajo como actor. Siendo actor tienes cierto control de tus niveles expresivos. Pero aparte de eso, tengo 24 años enseñando estas técnicas. Cuando comencé ya era un ‘coach’ y no lo sabía.
¿Es cierto que has entrenado a políticos, empresarios, comunicadores?
–Sí, pero me reservo los nombres. Aquel que viene, no importa si es presidente o el portero de una empresa, a todos los trato igual, en todos trato de buscar su potencialidad. Lo bonito es ver que lo que has hecho los hace mejores, sentirse poderosos y capaces de transmitir.
Desde tu perspectiva, ¿cómo es el peruano a la hora de comunicarse?
Bastante inhibido, son pocos los que destacan rápidamente si los comparas con gente de otras nacionalidades, como el argentino, por ejemplo. Ellos son más verbosos, hablan con más facilidad, tienen frescura al hacerlo y menos miedo de enfrentarse a una audiencia.
¿A qué crees que se debe que varios actores se dedican a trabajar como coach?
En primer lugar porque como actores tenemos un conocimiento basado en la experiencia y un serie de técnicas aprendidas. En segundo lugar porque, de qué viven. No siempre están en una obra, televisión o cine. En mi caso buscaba una base estable para mantenerme y, si tengo el conocimiento y puedo transmitirlo, ¿why not?
Son pocos los actores que pueden darse el lujo de vivir solo de su oficio…
–Así es, yo en un momento tuve que optar. Dejé de trabajar como director de una novela y nace mi hija, era el año 89. ¿Qué hacía? Toqué las puertas del IPP y me las abrieron. Estuve hasta el 2001. Enseñé a publicistas, luego me comenzaron a llamar de grandes empresas que querían ser entrenados. No tienes idea de cuánta gente he entrenado.
¿Ya no te interesa actuar en televisión?
No me provoca. Digamos que en términos económicos no me parece tan rentable, además no me interesa hacer cualquier cosa. Me he vuelto más selectivo, no tengo necesidad de vivir de eso; entonces, puedo seleccionar lo que quiero. Algunos dirán que Gianfranco es un sobrado, pero ¿por qué tendría que querer todo lo que me ofrecen? Me gusta actuar pero no quiero hacer cualquier cosa. Ahora voy a volver al teatro con la obra Dúo con Alberto Ísola. No hay nada más bonito que hacer las cosas por placer, no tiene precio.
Ya llevas ocho años en el programa 3G, ¿te provoca continuar?
–Sí, es un espacio de conversación que abre la mente. Nos cambia maneras de pensar. Si el canal quiere seguir con nosotros, ahí seguiremos.
También eres empresario. ¿Continúas con tu local de empanadas?
–Sí, ahí sigue. Me gusta hacer cosas con cariño y pasión, y si es así, siempre funciona.
Eres una persona muy versátil…
–Me he podido mover en varias cosas diferentes en mi vida sin miedo y apuntando a lo que necesitaba.
¿Y qué necesitas ahora?
–Estoy aprendiendo saxofón. Tengo 60 años y hace un año y más que aprendo este instrumento. ¿Cuántos años más viviré? ¿30? Podría estudiar una carrera y ejercerla, ¿por qué no? ¿Qué nos limita en la vida? Nada. El límite es la muerte y llegará cuando le toque. No tengo prisa.