Estrella. El imitador más grande de Iberoamérica presentó el sábado pasado en Arequipa su show "Risoterapia Total" en la FIA. Al finalizar, concedió una entrevista tan íntima como sincera que repasa su vida y revela influencias sobre su arte.
Efraín Rodríguez Valdivia.
Arequipa.
Julio Sabala está en el backstage. Un camerino más pequeño de lo que ostentaría una figura con su talento. Las paredes son blancas y no se ve ningún armario para guardar la indumentaria teatral del artista. No hay espejo, ni piso fijo. Solo la alfombra, la calefacción para enfrentar la dureza del frío, las bandejas con empanadas colegiales y ocho cervezas selladas. Julio terminó el show y está sentado sobre una silla de metal sin forros, arrinconado en una esquina y conversando con su manager. Ahora no es el actor que imita y cambia la faceta y la máscara, el registro vocálico y el estilo. Es Julio Sabala, dominicano radicado en España, ciudadano del mundo, visitante desapercibido. Se percata de la cámara y exclama a secas: “Periodistas, vamos con la entrevista” e invita a sentarnos en un sillón tan confortable como su humor, al fondo del camarín, donde Sabala es aún más humano.
¿Qué cosas recuerdas de tus primeras presentaciones que se iniciaron hace 25 años?
Yo pasé una prueba muy grande desde mi adolescencia cuando entré a la Escuela de Arte y de Circo “De los Muchachos”, en República Dominicana, entre muchísimos candidatos. Sin embargo, tras doce años de trabajos allí, me mudé a Madrid y a los seis meses de mi salida debuté en un music hall donde competí con miles de personas. Actuaba de martes a domingo en el boîte Cleofás, que estaba en el barrio más conservador de la capital española, adonde van esos señores que parecen notarios de corbata, de mirada y postura acartonada. Era un ambiente hostil para un comediante nuevo, pero me las ingenié con la interactividad con el público. Creo que el principal logro fue que la gente se relajara durante el show. A partir de allí todo fue como una seda: cuando hice televisión, el público me reconocía. Al debutar en México, otras naciones de Latinoamérica valoraban mi trabajo. Fue como vivir una película donde caían los países conquistados.
Julio Sabala permanece impávido, sin el bosquejo de sonrisa fresca y mantiene la mirada diagonalmente fija en un punto, narrando los cambios en su vida. Pero no recuerda que en sus primeros años su primer personaje imitado entre los ocho y diez años fue su padre, en su modesta vida dominicana de familia feliz.
En la evolución profesional encontraste a los personajes que imitabas. ¿Qué te dijeron de sus parodias?
Reaccionaban con felicidad, pues una persona que sin tener un disco, sin ostentar una multinacional, aparezca en muchos casos cada cuatro años y tenga una convocatoria masiva, es formidable.
Sabala sonríe y pide que no lo fotografíen. “Luego te poso”, le dice desafiante y relajado al reportero gráfico sentado frente a él. Pide hacer la sesión al final. Quiere retratos iluminados y expresivos con estilo de televisión. Una manera obsesionante de cuidar la imagen. Hace 30 minutos Julio bajó del escenario de la Feria Internacional Arequipa (FIA). Ha presentado Risoterapia Total, su show de imitaciones. Esa noche este personaje camaleónico revivió a Bob Marley, jugó ser Roberto Carlos, se mofó de Julio Iglesias, su parodia más celebrada. Homenajeó al trovador Facundo Cabral.“Qué casualidad mi hermano, te mataron un nueve de julio, en Guatemala, en una calle que se llama Libertad. Dime si no eres universal”, gritó en el espectáculo, secundado por una melodía del cantautor argentino.
Risoterapia Total no solo son risas y cambio de pelucas, sino también de homenajes. Lo de Facundo Cabral, no es para reír sino para echarse a llorar.
Con Facundo Cabral es una pirueta difícil. Después de un acontecimiento tan tétrico y tan delicado, hacer humor con los parámetros del mismo y que la gente se ría con respeto, es un trabajo muy fino. Con Cabral es un acto de ilusionismo.
Tienes una relación muy fluida con el Perú, conoces a los políticos, la jerga popular. Ésta es tu cuarta vez en la ciudad. ¿Qué tramas en tus próximos shows?
Es mi cuarta vez en Arequipa, porque la tercera es la vencida. Pero, en general, ahora voy a estar rodando con este espectáculo casi dos años. Risoterapia Total tiene un juego múltiple, donde no solo juega la carcajada sino también la música. Es un ritmo especial que se ha preparado en casi cinco meses. Apelo mucho a la improvisación, por ejemplo es la primera vez que hago hablar a mi interpretación de Bob Marley tras ocho años de representarlo. Es la primera vez y salió en Arequipa, es la primera vez que hago que se case Juan Gabriel con el manager stage (encargado de escenario).
Las leyendas también admiran a otras leyendas. Sabala se toma el mentón en postura pensativa, nada caprichosa, y recuerda las bases de un talento cultivado como aficionado al cine. Este se confiesa en la penumbra de las lámparas a medio encender. “Me gusta el cineasta neoyorkino Woody Allen”, revela riéndose y continúa: “Sobre todo sus filmes 'Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo (y nadie se atrevió a preguntar)' y 'Desmontando a Harry'. Entonces, exteriorizando sus aficiones, es comprensible y entendible las influencias que tiene otro filme de Allen: "Días de Radio” al inicio de su nuevo show. Sabala se sonroja al igualar al gurú del humor.
¿Cómo piensas proyectar la carrera en el futuro?
Quisiera ir un poco más al stand-comedy porque ya tengo personajes propios trabajados como Don Casimiro.com, Chacho Di Gaga y otros con sus mensajes, con su estilo. Ambiciono ir más al monólogo y que las imitaciones sean un recurso del show, porque la gente en 25 años ya sabe que soy capaz de transformarme en corto tiempo. Quisiera dejar de acariciar la página y observar el contenido.
Las conexiones que tienes con el cine son buenas. Suena la banda sonora y actúas, cantas con personajes en coro a través de una pantalla.
Eso te vuelve invisible, pasar inadvertido en el espectáculo. Y todo cae por su propio peso con Gianmarco, la Durcal y uno lo hace con ese sentido de la medida y todo vale. Así el espectáculo es un boom, una montaña de emociones. Lo difícil que es pasar de lo pintoresco de Juan Gabriel a lo entrañable de Cabral o a la canción final donde hay un silencio y respeto bonito.
¿Cuándo piensas retirarte?
Ser comediante no es una profesión sino una actitud. Mientras haya cosas que celebrar y decir, permaneceré. Haré más stand-comedy, seré menos caricato, haré una película o tal vez un programa de televisión. Me veo compartiendo el mundo del espectáculo hasta que el cuerpo aguante y las facultades estén.
La entrevista ha finalizado y Sabala posa y propone la toma. “Mira, ésta me gusta, aquella también, me la puedes enviar al email”, dice observando junto al fotógrafo la cámara. El imitador comienza el adiós al escenario, los flashes y seguidores . “Estoy cansado, me voy a dormir”, exclama tomándose la frente. Sabala es auténtico, a pesar de ser muchos otros. Durante la noche fue mil caras. Ahora es Julio Sabala. ß
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