Janet López Gonzales.
A propósito de su próximo debut en las tablas conversamos con el actor Jason Day, quien no solo nos contó sobre sus próximos proyectos laborales sino que además comentó que desde su Twitter busca promover que las nuevas generaciones se involucren más en temas de interés nacional.
¿Sentías la necesidad de hacer teatro?
Lo venía buscando hace un buen tiempo, pero algo como esto, no convencional. La idea de hacer una temporada me parece muy interesante, pero no es precisamente lo que yo buscaba. Además, es bueno que el público conozca estas alternativas.
¿Cuál es tu personaje?
Hago un monólogo. Mi personaje es un ex gordo que habla de su experiencia de vida y es ahí donde la verdad encuentra una manera de salir. Mi compañera Fiorella Pennano hace otro monólogo; luego nos juntamos en el escenario. La obra está bajo la dirección de Carlos Tolentino.
¿Y tú estás acostumbrado a decir la verdad?
Siempre. Lo prefiero porque las mentiras son como bolas de nieve, aunque a veces sea divertido mentir. Digo las cosas como me salen y por eso también me gusta que me digan las cosas con brutal sinceridad.
¿Cómo van las grabaciones de ‘El Capo’ en Colombia?
Muy bien. Estamos grabando con mucha intensidad; todavía tengo para un mes más pese a que mi personaje, el de un agente del FBI, es pequeño.
¿Qué te parece esta ola de series que realiza Colombia basadas en el narcotráfico?
El tema del narcotráfico es importante en Colombia porque hay una presión de gente como el narcotraficante Pablo Escobar que cambió el rumbo de la cultura colombiana. Están las generaciones que lo vieron para no olvidarlo y las nuevas, a las que les da curiosidad saber cómo era que había un capo de la mafia que controlaba el país, que hizo estallar aviones, que asesinó a la Corte Superior de Justicia, cómo era eso.
¿Crees que hay temas en el país que deberían tocarse en la ficción?
Sí. Nos toca mucho entrar a fondo en el tema del terrorismo, en cómo nace, quiénes son, cómo se percibe desde Lima. El terrorismo aún existe, ahora mutando a otra cosa que parece más narcotráfico que terrorismo, pero es fundamental entender por qué un soldadito del Vrae decide salir de su cuartel y unirse al enemigo. Creo que la ficción sirve también para revelar comportamientos humanos y temas importantes que no se quieren tocar en una conversación. Ese sería uno de los grandes temas, pero hay muchos más…
¿Tienes algún interés particular en la política, pues utilizas el Twitter para hacer crítica?
No, ningún interés en hacer política. Sólo creo que debería ser de lo más común que la gente hable, critique o tenga un punto de vista; por eso uso el Twitter. Cada uno tiene que encontrar un espacio y una forma para decir lo que siente y piensa respecto al país en el que vive y cómo estamos siendo gobernados. Nosotros somos los dueños del país, no la persona que está en Palacio.
¿Cuál es el fin al alzar la voz sobre temas de interés nacional?
Quiero que los jóvenes, las nuevas generaciones, se involucren más en política. Perú es un país singularmente apolítico; ojalá puedan salir a las calles los estudiantes como en Chile, ojalá pasara una cosa así porque ¿no me van a decir que todos están felices y contentos y que este es el país de las maravillas? Eso no es así... Hay que manifestarse; lo máximo que puede pasar es que un payasito te diga cosas como las que me dicen a mí: ¡Oe, tú dedícate a actuar! A mí no me van a callar. Soy un ciudadano y mi trabajo no tiene nada que ver con mi punto de vista sobre dónde estoy parado.
Sin embargo, en el gremio de actores hay mucho silencio...
Es válido también no decir nada. En una democracia tienes gente a favor y en contra, otras que no opinan, todo es válido, pero yo busco promover que se hable. No puede ser que nos sorprenda una robacables, o un comepollos, o la cantidad de muertes en el Vrae. Parece que todo eso lo toman como parte de nuestra realidad. A mí sí me sorprende que pasen esas cosas, y mucho; me irrita, me molesta, me indigna. Así me quede con un solo seguidor en Twitter, voy a manifestar mi manera de ver lo que pasa.
Sorprende que a tu edad tengas esa posición...
Desde que uno es votante asume responsabilidades y tiene, por consecuencia, que participar activamente de lo que está pasando. Si uno participa de procesos civiles de enorme responsabilidad, por qué no puede tener un punto de vista, por qué no se escucha, por qué no hay movimientos políticos juveniles. Eso es lo que debería sorprender. Si te mueves a otros países ves un universo político muy activo, en cambio acá parece que si no estás en el Congreso no puedes opinar.
¿Por qué buscaste un acercamiento con Luis Astuquillca y José Millones, sobrevivientes de la Operación Libertad?
Esos chicos claramente necesitaban relaciones sinceras y una amistad de verdad, así que los busqué. Me parece normal, son como cualquier otro amigo. Saben que cuentan con todo mi aprecio y respeto.
Volviendo a tu trabajo, ¿cómo te fue en el casting para conducir un reality en canal 2 junto a Carla García?
No me corresponde hablar de eso. Yo no sé si para Carla sea interesante trabajar conmigo, pero yo creo que ella es un fenómeno. Creo que lo que ella haga va a ser exitoso; el talento que tiene es enorme.
¿Te interesa la conducción?
No necesariamente. No sé qué voy a hacer más adelante, así que conviene tener todas las puertas abiertas antes de que estén cerradas. Estoy abierto a todas las posibilidades, a menos de que me parezca una porquería, yo lo hago. Si me siento cómodo en un formato y por una cantidad limitada de tiempo y que me permita ser yo y no un payaso saltarín, podría ser interesante.
¿Cómo calificas la experiencia en tu primera novela ‘La Tayson’?
Muy difícil, aunque me encantó la manera como te acerca al público. Estoy muy agradecido por eso; no había otra manera de que haga cola en Metro y las señoras me hablen de mi trabajo. Eso tiene un valor enorme. Yo buscaba eso, acercarme al público; era importante ser un actor más popular.
¿Por qué se te hizo tan difícil?
Porque se graba mucho y muy rápido. Las grabaciones fueron casi de nueve meses. Mi madre me decía ‘estamos peleados o qué’, porque no nos veíamos. Difícil también tener un personaje que reaccionaba por lo que les pasa a otros; no tenía gran acción, así que había que trabajar para que el personaje tuviera vida propia.
¿Sabías que la crítica hacia tu trabajo no fue buena?
No... Creo que lo que hay que ver en un actor no es el personaje que está interpretando sino la colección de personajes que ha hecho; ahí es donde ves quién es el actor. Por otro lado, yo soy un actor que está calentando.
¿Te gustaría seguir en el rubro de las novelas?
No es lo mío, no es el lugar donde yo me siento cómodo. Mi casa es el cine o una serie. No quiero trabajar para un formato que el público ya conoció, en el que está siempre el bueno, el malo, la amiga del bueno o la mamá, sino trabajar en una idea nueva.
¿A dónde apuntas laboralmente?
Quiero seguir haciendo las cosas como hasta ahora. Mi casa está en Lima, tengo un equipo que me representa en Los Ángeles y ahora también en Colombia. Lo que me gusta es esto de estar grabando en Colombia y estar preparando un montaje en Lima; es justamente lo que quiero hacer con mi carrera, que las barreras no existan. Me revienta eso de irme un rato afuera y si regreso a mi país se piense que he fracasado. Quiero estar aquí y allá.
¿Estás enamorado? Se te vincula con Carla García...
No, y no quiero hablar de lo que se dice.
¿Cómo te sientes cuando se te pregunta si eres homosexual?
Me parece una pregunta un poco tonta aunque siempre la respondo. Creo que viene como un prejuicio, es como si fuera ese el talón de Aquiles del galán. Pero esa es una pregunta más común de lo que debería ser, yo aprovecho la ocasión para decir que ya nos toca vivir de una manera mucho más abierta, libre e inteligente respecto a los demás y aceptar al homosexual o transexual o la persona que decida ser. Lo normal es la diferencia... Yo soy heterosexual.
Claves
A sus 27 años, Jason Day ha participado en cintas como Mañana te cuento, Máncora, 30 Beats, entre otras. En televisión estuvo en la serie ‘Esta sociedad’.
Se formó como actor en el extranjero de la mano de grandes maestros como Deb Aquila en Los Ángeles.
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