La cantante estadounidense Madonna, no pudo escapar del mágico y espectácular show del Carnaval de Río de Janeiro, en Brasil, pues junto a su novio Jesús Luz, y sus hijos, asisten al primer día del desfile del grupo especial en el Sambódromo Marqués de Sapucaí en esta ciudad. Ver fotos.
El carnaval, la fiesta que cada año atrae a millones de personas a Río de Janeiro, Sao Paulo y las grandes urbes de los estados del nordeste, como Bahía y Pernambuco, se vive también hoy en otras regiones de Brasil, como las ciudades históricas de Minas Gerais (sudeste).
Una de las máximas expresiones del carnaval en esta región, donde se gestaron los primeros movimientos independentistas del país, está en la ciudad de Diamantina, a unos 700 kilómetros de Río de Janeiro, que recibe unos 25.000 turistas en esta época del año para bailar al son de los "blocos" (bandas) que recorren sus calles.
En calles flanqueadas por caserones de estilo barroco con más de 200 años de antigüedad y que son Patrimonio Cultural de la Humanidad, la multitud sube y baja por estos días laderas al ritmo de "marchinhas" (canciones típicas del carnaval), samba, MPB (Música Popular Brasileña) y de otros géneros más modernos, como el funk.
Por esas mismas calles estrechas hoy inundadas de turistas, que se suman a los 47.000 habitantes de la ciudad, transitó muchas veces el ex presidente Juscelino Kubitschek (1902-1976), nacido en esta ciudad y que gobernó Brasil entre 1956 y 1961.
Kubitschek fue además alcalde de Belo Horizonte, la capital de Minas Gerais, gobernador de este estado y fue el padre de Brasilia, la nueva capital federal, construida e inaugurada durante su mandato.
Además de Diamantina, el carnaval también atrae turistas a Mariana, Ouro Preto, Tiradentes y São João del Rey, ciudades que también conservan bellos centros históricos construidos con la riqueza que generaron en la época de la colonia la explotación del oro y de diamantes.
Debido al impacto positivo que el carnaval genera en el turismo, la alcaldía de Diamantina organizó presentaciones de "blocos" y montó tarimas para que se presenten artistas de distintas tendencias musicales, según la secretaria de Cultura, Turismo y Patrimonio de Diamantina, Marcia Betania Oliveira Horta.
"Los 'blocos' son como islas de tradición que cada año se renuevan componiendo 'marchinhas' que satirizan lo cotidiano", explica la funcionaria.
Muchos amantes del carnaval prefieren hacer su propia fiesta utilizando potentes equipos de sonido en distintos sitios de la ciudad para atraer gente.
Sin embargo, algunos habitantes, ya mayores, recuerdan con nostalgia la época en la que el carnaval en Diamantina era menos multitudinario pero tenía escuelas de samba.
"Nosotros teníamos escuelas, hacíamos disfraces, había música, de todo. Hoy es distinto con esos carros de sonido", dice Marieta Motta Moura, que tiene con su familia una casa en el centro histórico de la ciudad.
Para renovar energías después de una jornada entera de fiesta, el programa preferido de mucha gente es un paseo al Parque del Biribiri, a 15 kilómetros del centro de la ciudad, donde cualquiera se puede refrescar en la Cachoeira dos Cristais, una cascada natural.
Diario La República
El carnaval, la fiesta que cada año atrae a millones de personas a Río de Janeiro, Sao Paulo y las grandes urbes de los estados del nordeste, como Bahía y Pernambuco, se vive también hoy en otras regiones de Brasil, como las ciudades históricas de Minas Gerais (sudeste).
Una de las máximas expresiones del carnaval en esta región, donde se gestaron los primeros movimientos independentistas del país, está en la ciudad de Diamantina, a unos 700 kilómetros de Río de Janeiro, que recibe unos 25.000 turistas en esta época del año para bailar al son de los "blocos" (bandas) que recorren sus calles.
En calles flanqueadas por caserones de estilo barroco con más de 200 años de antigüedad y que son Patrimonio Cultural de la Humanidad, la multitud sube y baja por estos días laderas al ritmo de "marchinhas" (canciones típicas del carnaval), samba, MPB (Música Popular Brasileña) y de otros géneros más modernos, como el funk.
Por esas mismas calles estrechas hoy inundadas de turistas, que se suman a los 47.000 habitantes de la ciudad, transitó muchas veces el ex presidente Juscelino Kubitschek (1902-1976), nacido en esta ciudad y que gobernó Brasil entre 1956 y 1961.
Kubitschek fue además alcalde de Belo Horizonte, la capital de Minas Gerais, gobernador de este estado y fue el padre de Brasilia, la nueva capital federal, construida e inaugurada durante su mandato.
Además de Diamantina, el carnaval también atrae turistas a Mariana, Ouro Preto, Tiradentes y São João del Rey, ciudades que también conservan bellos centros históricos construidos con la riqueza que generaron en la época de la colonia la explotación del oro y de diamantes.
Debido al impacto positivo que el carnaval genera en el turismo, la alcaldía de Diamantina organizó presentaciones de "blocos" y montó tarimas para que se presenten artistas de distintas tendencias musicales, según la secretaria de Cultura, Turismo y Patrimonio de Diamantina, Marcia Betania Oliveira Horta.
"Los 'blocos' son como islas de tradición que cada año se renuevan componiendo 'marchinhas' que satirizan lo cotidiano", explica la funcionaria.
Muchos amantes del carnaval prefieren hacer su propia fiesta utilizando potentes equipos de sonido en distintos sitios de la ciudad para atraer gente.
Sin embargo, algunos habitantes, ya mayores, recuerdan con nostalgia la época en la que el carnaval en Diamantina era menos multitudinario pero tenía escuelas de samba.
"Nosotros teníamos escuelas, hacíamos disfraces, había música, de todo. Hoy es distinto con esos carros de sonido", dice Marieta Motta Moura, que tiene con su familia una casa en el centro histórico de la ciudad.
Para renovar energías después de una jornada entera de fiesta, el programa preferido de mucha gente es un paseo al Parque del Biribiri, a 15 kilómetros del centro de la ciudad, donde cualquiera se puede refrescar en la Cachoeira dos Cristais, una cascada natural.
Diario La República
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