Will Smith. (Foto: Getty Images)
Will Smith. (Foto: Getty Images)

En la que debió ser la gran noche del cine, y particularmente la gran noche para  por haber ganado su primer premio de la Academia, se convirtió en una ceremonia para el olvido debido a una inesperada reacción violenta del actor de ‘Men in Black’ en contra de su colega, el comediante Chris Rock.

De más está describir el momento en que Will Smith abofeteó a Chris Rock como respuesta a una broma que el comediante, y presentador de ese momento en la ceremonia, hizo sobre la cabeza rapada de Jada Pinkett-Smith. La cachetada ha tenido más ángulos de visión que el gol no cobrado de Perú frente a Uruguay, y luego de dar la vuelta al mundo, ha sido comentada desde todos los puntos de vista.

Se han creado principalmente dos bandos respecto de este hecho: Los que defienden la acción violenta del actor, argumentando una suerte de defensa de su esposa ante la afrenta recibida o un rechazo al supuesto bullying. Mientras que el otro bando critica la falta de control y la injustificada reacción violenta ante una broma. Particularmente yo me ubico en ese segundo bando.

He leído y escuchado todo tipo de argumentos, desde los que consideran la reacción como machista, hasta los que igualan el hecho con la violencia verbal causante de suicidios en niños y jóvenes. Pero el contexto es uno y los protagonistas tienen nombre y apellido, por lo que centrarse en esto es lo más adecuado.

Más allá de argumentar el porqué este tipo de violencia es injustificada o que no se puede responder con violencia física a una broma, por muy pesada que esta sea, algo que me salta a la vista es entender cómo uno de los actores más queridos de Hollywood terminó cayendo en una reacción tan inesperada, agresiva y negativa. ¿Qué hay detrás de Will?

Sabemos, por publicaciones de propio actor, que este tuvo una infancia bastante turbulenta en la que un episodio de violencia perpetrado por su padre hacia su madre, lo marcó de por vida. Generando una suerte de arrepentimiento en él por no haber hecho nada en su momento, por no haber defendido a su madre, convirtiéndose en una carga.

Esta carga parece haber propiciado una falta de control de sus impulsos, que en algunas ocasiones puede propiciar conductas violentas, como los golpes, insultos, amenazas, intimidaciones, entre otras. Estas reacciones no pueden ser controladas por el propio individuo debido a que “se encuentran instauradas en sus esquemas de creencias, impidiendo que perciba la realidad de una forma racional”, me comenta la psicóloga Marlene García Aragón.

Este aspecto psicológico de Smith se ve afianzado cuando da su discurso de agradecimiento luego de haber ganado como Mejor Actor por su interpretación de Richard Williams. “Richard fue un defensor acérrimo de su familia y en este momento de mi vida estoy abrumado por lo que Dios me está pidiendo que haga en este mundo (...) He recibido la llamada de amar y proteger a la gente”, se le escucha mencionar a Will.

Will Smith recibiendo su Oscar como Mejor actor por "King Richard". (Photo by Robyn Beck / AFP)
Will Smith recibiendo su Oscar como Mejor actor por "King Richard". (Photo by Robyn Beck / AFP)

La experta considera que estas expresiones son clave para determinar que el sentido de ser defensor y protector de la familia puede ser el reflejo de creencias instauradas durante su infancia. Pero siguiendo con su discurso, cuando dice que “el amor te hará hacer locuras”, de alguna manera valida cualquier tipo de conducta con el fin de proteger a los suyos, y esto incluye la violencia, justificándola como un acto de amor.

A simple vista pareciera ser una conducta noble, y con la que muchos nos podríamos sentir identificados, pero funciona como una falsa validación que nubla la respuesta racional que debe primar siempre.

DATO

  • La licenciada Marlene García Aragón dirige el consultorio psicológico Libera y Sana, en el que atiende a niños, jóvenes y adultos en el cuidado de la salud mental. Para atención psicológica pueden comunicarse al número 933 282 694 o visitar su página de .