viernes, 1 de octubre de 2010

"Bon Jovi es mi vida"


Sentado en una silla de ruedas, debido a la distrofia muscular que padece, Carlos Blanch, de 35 años, por nada del mundo se perdería el concierto de la banda Bon Jovi en el estadio de San Marcos. Para todos los fans peruanos llegó el ansiado miércoles en la noche donde miles de fans vibrarán con el conjunto norteamericano.

Seguidor de esta agrupación musical, desde los 13 años, Blanch ha aguardado más de dos décadas para ver a su ídolo favorito. “Este concierto va a ser increíble. Mi incapacidad física no es un impedimento para estar aquí. Solo estoy esperando que me dejen ingresar”, comentó muy emocionado Carlos.

Todo está previsto
Como él miles de simpatizantes, desde el mediodía del miércoles, llegaron a los exteriores de esta casa de estudios para hacer la cola y lograr buenas ubicaciones en el concierto.

Por primera vez el Perú es parte de la gira de Bon Jovi. La de este año se ha denominado ‘The Circle’, y lleva el mismo nombre del último albúm producido (2009).

Se estima que habrá alrededor de 50.000 fanáticos dentro del estadio, motivo por el cual la seguridad de esta fiesta rockera estará conformada por cerca de mil quinientas personas, entre policías, bomberos y médicos.

Los comerciantes aprovecharon la oportunidad
Es inevitable, los especuladores también son parte del concierto. Ante la expectativa de que algunos fanáticos no pudieron comprar sus entradas a tiempo, los revendedores ofrecían a diestra y siniestra boletos entre S/. 250 y S/. 450 soles.

El negocio también se vio reflejado en la venta de polos y pañueletas con motivos de la banda y de sus integrantes, cuyos costos iban desde S/. 15.00.

Muchos de los aficionados al grupo musical, que iban a acudir a la cita desde las seis de la tarde, encargaron a sus amigos que les reservaran un lugar en la extensa cola para ingresar al estadio. Uno de ellos, que dijo llamarse Freddy, decidió no esperar más y remató, en doscientos soles, el boleto de primera fila que le había encargado su amigo cuando en realidad el precio real de la entrada era de S/. 760.

Mientras tanto, la tarde caía dando paso a la noche, los simpatizantes se aglomeraban en la cola presurosos que paso presuroso ingresaban con el afán de conseguir un buen lugar, y el calor del evento parecía alejar, por el momento, a la fría noche limeña.

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